Wednesday, November 02, 2005

YERBA


Sobre ella crecimos e hicimos crecer. Recuerdos de cuando estaba mojada, de aquellos pequeños tallos húmedos que nos hacían compañía. La tocamos y nos la comimos. También la arrancamos y la fumamos. La cocinamos y le cambiamos el nombre. La pisamos, la aplastamos y la contaminamos.
Y ella no nos lo devolvió, no nos hizo nada. Ni quejarse. Ni siquiera crecer más fuerte. Sólo se dobló sobre sí misma esperando el fin de la tormenta. Vio cómo se secaba y cómo acababan con su vida. Cómo parieron una hermana artificial. Y cómo dejaron de escribir sobre ella, sobre esta gran olvidada a ras de suelo, Edén de hormigas, caracoles y demás.

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