Sunday, November 06, 2005

EL ÁRBOL DE MI PERSONA


El otro día reflexionamos en torno a los árboles. Había que escoger uno y pensar en el árbol de mi persona.
El mío era simbólico. El tronco era torcido, pero luego se enderezaba. Este primer rasgo me dio alas, pues sé que aun cuando surgen problemas todo puede crecer recto y solucionarse. Era un árbol alto, majestuoso, pero desnudo. No tenía hojas ni frutos. Entonces pensé que los frutos, lo que damos, no perdura. Sin embargo, siempre alguna semilla germinará, quizás lejos y sin saber que lo hizo.
El tronco, torcido como dije, tenía muchos nudos. Quizá eran tristezas ahogadas en esa garganta de madera y que quedaron allí recordando las marcas de la vida. Y, hablando de marcas, el tronco tenía grabadas unas letras. Nombres de gente que se quedará por mucho que se mude de piel (la corteza se caía), cicatrices que nos recuerdan que ahí estuvieron, sólo para que no se nos olvide en el futuro.
Por último, observé que las ramas sólo estaban arriba y las raíces sólo abajo. Estas últimas, escondidas, quizá por miedo o vergüenza. Las otras, casi inalcanzables, intocables...¿Qué pasaría si, un día no muy lejano, se juntaran ramas con raíces, se confundieran? No puedo responder todavía.

Esto es parte de lo que vi en el árbol.
Sin embargo, no era mi árbol. Sólo era uno más en el que me fijé. Sin duda, aún queda mucho por encontrar en tantos árboles...

No comments: