Friday, August 24, 2007

BREVE PSICOANÁLISIS

Bien, tú lo quisiste. Hablaremos de Freud. El infierno es blanco y tengo una sombrilla. Las cuatro y media. Miedo. Gargajos garabateados. Y llorar era signo de…
Confusión, en definitiva.

¿QUÉ HAY DE NUEVO?

El destino inundado, empapado en meadas. Enfrente tú, sola, tristeza ajena y frágil.

Paradoja: Jesús era carpintero y murió en un madero.

¿y yo?

Tuesday, August 14, 2007

JOSÉ

José pesa 44 kilos. Antes pesaba 38. Pesa menos de un kilo por año. Recibe quimioterapia cada quince días y se pasa 3 sin poder moverse. Se diría que es la sombra de lo que era, pero las sombras no padecen, ni tampoco tienen esperanzas. Las células, símbolo de vida para él, se mueren. Se mueve lento, consumido, pero es resistente. La vida (ni la muerte) pueden con él. “Sólo me roba kilos y fuerzas, ya podría robarme años, o desamores, o dolores”, dice, con media sonrisa.
Mientras los demás le hablan, él escucha atentamente, con los ojos brillantes mirando directamente hacia los de quien (le) habla. La gente le dice, entre otras cosas, que le ve muy bien (mucho mejor), le cuenta cosas que suceden fuera de su enfermedad (que parece haberse convertido en su casa), y algunas banalidades.

“Es escalofriante a cuantos cánceres nos tendremos que enfrentar en la vida”, me dijo mi padre el día que fui a ver a José.

DECUBRIMIENTOS (CUANTO MENOS) CURIOSOS

Las luces por la noche en la ciudad a lo lejos parpadean. Los mendigos siguen llevando abrigos en verano. El bostezo visto en la televisión también se contagia.

Saturday, August 04, 2007

ÓLEO SOBRE ESPEJO FICTICIO

La imagino allí sobre el sofá, cigarro en mano. La habitación llena de humo y en la mano "Las flores del mal". Te imagino allí, frunciendo el ceño mientras contienes el humo en la boca. Allí, con las piernas cruzadas sobre el sofá. A veces te rascas un brazo, otras te enredas el pelo y de vez en cuando te quitas las gafas y pasas los dedos por los ojos, frotándolos, y haciéndolos resbalar por el tabique.
Allí, con sus pantalones anchos, pasando las páginas del libro mientras pasa el tiempo. Allí, sólo con una luz que refleja su cabello, que no se para de tocar ahora, y su camiseta blanca de tirantes. Se enciende otro cigarro y cierra el libro. Mira al infinito y piensa. Quiero creer (me obligo a ello) que me recuerda, leyendo, con las piernas cruzadas sobre el sofá. Fumando de mi pipa y anotando cosas en papeles sueltos, que seguramente pierda más tarde y que ella no tardará en encontrar.

MOSQUITOS

Esta noche los mosquitos no descansan. Revolotean sobre la tele, chocando, topándose con la pantalla. Yo, como ellos, también en vela, incansable, no hago más que darle vueltas a una imagen: la tuya.