Tuesday, April 18, 2006

LAS DOS


He vuelto y no era como la recordaba en mis papeles. Eres distinta que un sueño, pero tienes ese sabor que se queda en la boca al despertar. Quizá hablo de las dos. De ti y de ella. A las dos os quiero, pero a ella sabes que tengo que odiarla de vez en cuando. Sin duda son las dos las que siento como mías aún no siéndolo. Qué más da que una sea inabarcable y otra gigante. Qué más da que una sea preciosa y la otra deslumbrante. Qué más da que las dos se repartan mis pieles y mis ropajes, mis entrañas y mis extraños. Madrid es como ella, a veces rubia, a veces morena y otras, natural. Es muy fácil enamorarse de ellas y a cada paso, más difícil olvidarlas. Las dos me esperan con los brazos abiertos cada vez que me marcho. Saben perdonar que de vez en cuando me escape sin ellas. No les importa que de vez en cuando vuele. Una como campanilla que es y la otra, porque por muchos cielos que compare me quedo con el suyo. Ahora que vuelvo me en-vuelven. Susurran eso que tanto me gusta al oído y me regalan sus olores y sabores. Ahora que vuelvo parece que me miman, aunque sé que también cuidaban de mí en lo lejano. No me duermo a las orillas de una ciudad ni de una mujer, no son tan descriptibles ni calificables. Digamos que lloro entre ensoñaciones al pensar en ellas porque el doler y el echar de menos hacen demasiadas veces el amor. No sé si será casualidad/causalidad que las dos empiecen por la misma letra, ni que provengan de una lengua cercana. La verdad es que no sé mucho de ellas y sabría decirlo todo de cada una. Por eso les daría las gracias por hacerme un hueco cada día a su lado.

6 comments:

Lupe Sáez said...

Malditas las fronteras que pretenden limitarte lo ilimitable, y despojarte de lo que de corazón te pertenece

jorgeimer said...

Amo las cosas que esperan y perdonan. Que no miran con ojos recelosos esas escapadas que al fin y al cabo aumentan la llama de esa "nostalgia placentera" por temporal.

Rôvënty said...

La cadena de blogmoteles 5 estrellas Rôvënty, lanza una OPA por valor de 5 Durkhaim a la cadena de blomoteles con sede en la Atlántida y cuyo propietario actual es un esquizofrénico sin curación

Jesús Vicioso said...

Sí, aunque para mí las dos no empiecen por la misma letra. Y aunque ya a uno no la esperen las dos, pero sabe lo maravillosamente genial que ambas lo son. Y en mis dos tenemos tú y yo una en común. La otra la sigo buscando porque hace tiempo que se perdió en las afueras. Pero ambas tienen, en efecto, ese sabor.

Yo, como dafne, también odio esas fronteras, o, mejor dicho, toda clases de fronteras, las psíticas y sobre todo las físicas. Es lo bueno de los sueños, que no tienen si no creemos en ellas.

Y, como Jorge, también amo a las cosas que saben esperar y que perdonan. Como Madrid y la princesa de nuestros sueños...

Gracias por tan bonitas palabras...

gErT said...

Hay una gran canción (bueno, varias) que hablan de Madrid. Una de ellas, la de Sabina. Otra, la de Caskarrabias, que dice: "Mira que es extraño, sigo aquí en Madrid y despacio me va matando. Mira que es extraño, quiero irme de aquí y a la vez la sigo amando"

Gracias por vuestras palabras. ¿Magerit no os recuerda a algún país recientemente visitado?

P said...

"Mira que es extraño, sigo aquí en Madrid y despacio me va matando. Mira que es extraño, quiero irme de aquí y a la vez la sigo amando", que razón tiene, al fin y al cabo es aquí donde nací, crecí y todo aprendí.
Ella arrebata las sonrisas y se las lleva, y en ti... ni te imaginas grillo.