Tuesday, June 13, 2006

EL BURRO EN EXTINCIÓN


Se rinde (serrín de) la cabeza de tanto pejiguero. Hay veces que uno es el burro y se empeña en tirar de un carro que no existe o, si existe no tiene ruedas. Y venga a subirse gente, como si esto fuera el cuadro de El Bosco. Pero esto no es heno, sino alfalfa. Bueno, quizá algo de alergia si que hay, alergia al eco, pero eso es otro sinverso (verso, inverso, sin verso, sinvergüenza...). Un verso adverso, de rigor, perverso y diverso. Un verso versionado hasta verse convertido en una conversación por pura diversión.
Dormido de un tirón por fin. De un tirón de la sábana, se entiende. Refugiado en esa trinchera suave y esperando que pasen de una vez los sueños para poder aceptar la que se viene encima. Porque se suprime sólo con un momento, pero lo que es desuprimir ya es otra cosa. Es tan fácil encontrarse con lo extraño cuando uno va andando o perderse por la ciudad de noche al aceptar una invitación en un momento señalado. Pero no todo es tan fácil. ¿Serán, como se dice, cosas del destino?
Destino y desatino sólo cambian por una a. Quizá la a perdida, como la a de atlántida. Esa a es la que se busc-, porque -sí est-mos, intent-ndo d-rle un sentido - lo que se escribe. Dej-ndo circunloquios -p-rte y expres-ndo de un- vez lo que infinit-mente se siente.

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