Monday, June 18, 2007

EL SOLDADO DE HERODES

No era más que un pecho lata. Un romano figurante de un belén. Muy tieso en el castillo de Herodes, lanza en mano. Bien dispuesto y orgulloso. Luciendo su plumaje como un pavo real ante el pueblo. Luego asumía su papel secundario.
Días y días allí sin tener nada que hacer, sin nada que defender. Eran sus pequeñas rutinas. Y vuelta de nuevo a la caja. Pasado el tiempo a veces algún compañero de aquella vivienda de cartón se rompía una pierna o un brazo. Otras veces se había escapado una oveja. O había nuevos miembros. Los menos, se sustituían unos por otros. Los jubilaban.
Pero todo era insignificante. El protagonista de la historia (Historia) estaba lejos de allí y todo lo que pasaba a su alrededor era noticia, por nimia que fuese.
El soldado en realidad era un insumiso que sólo se apuntó al ejército para ser un héroe, y ese niño le arrebataba el protagonismo.
Escaló en la sociedad y por méritos llegó a ser consejero de Herodes. Fue el que le convenció para matar a los niños. Y aún así se le escapó. Pero ya tenía su batalla, su enemigo.
Años más tarde sonrió orgulloso al clavarle la lanza en el costado.

2 comments:

Uqbar said...

Y aún así de nuevo se le escapó. La lanza convirtió al enemigo en héroe, él que siendo insumiso se había alistado al ejército con un sólo propósito.

Sylviariel said...

plas plas