Me levanto en casa. Extraño como en la habitación de un hotel (¿quién se empeño en desordenar mis estructuras?) Miro a mi alrededor. Sí, el del espejo sigo siendo yo. Quizá un poco más gris verdoso.
Coloco lo que puedo, pero nunca entendí las reglas cósmicas del orden, así que desisto de inmediato. Y no me cuadran las parejas de calcetines. Como si diera igual unos que otros me lanzo al vacío que me produce el salir a un mundo extraño. Bajo las escaleras despacio, pensando cada escalón, conversando con ellos.
Llego a una recepción donde nadie me atiende. Tampoco hay mostrador ni recepcionistas.
Y pago la fianza diaria con un poco más de vida por mis desperfectos.
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1 comment:
Vivir de alquiler dentro de uno mismo...
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