Monday, July 24, 2006

CARMÍN EN LAS COPAS


A Lucas nunca le gustaron las despedidas de lejos. Tampoco los adioses sempiternos. No le hacía mucha gracia los hoteles donde uno se siente como en casa ni el verano sin tormentas. Lucas se cansaba de los vasos medidos y de las asas de las tazas despegadas. Se reía al ver la ilusión que producía en la gente las fotos de la torre Eiffel o de Nuestra Señora de Notre Dame. No le agradaban lo más mínimo hacer colas en el supermercado ni los tejados planos.
Pero lo que odiaba con todos sus hígados, y todos sus colmillos era el carmín que quedaba en las copas. A veces pensaba que si bebía de aquellos vasos, podría estar besando a esa persona que dejó allí su huella, como queriendo ser seguida. Era obvio decir que idéntico resultado producían en él los cigarros con filtro atrapado por dos muescas de labios sin sus dientes ni su persona. Era tan inútil como besar el aire o perseguir su sombra. Era el reencuentro etéreo entre dos momentos diferentes.
Así que allí estaban. Esos dos medios labios que parecían comerse el vidrio. Fosilizados, hechos obra de arte que se exhibe como pieza de caza. De pronto, miró hacia ambos lados. Primero uno, luego el otro. Se percató de que nadie le observaba. Había una extraña atracción en el cristal, quizá producido por la luz que se reflejaba en él. Parecía llamarlo a besarle, como canciones de sirenas. En un ataque de irritabilidad, estrelló el vaso contra el suelo, haciéndolo mil pedazos y a la vez, marcando la huella de los labios en el firme. Se agachó con una toalla húmeda en la mano para limpiar, pero sólo consiguió de nuevo traspasarlos al tejido. Pensando entonces que no conseguiría deshacerse nunca de la marca, cortó el trozo de toalla y se lo guardó en el bolsillo izquierdo de la camisa.
Mucho tiempo más tarde se dio cuenta de que la marca había desaparecido, que había decidido traspasar la camisa y la piel para tatuarse más dentro.

2 comments:

Uqbar said...

Todos tenemos obsesiones secretas cuando nadie nos ve. El carmín de una mujer más de una vez se queda tatuado, si además esa mujer es imaginaria/desconocida suele corresponder a los labios de la mujer de nuestros sueños. A veces es mejor no saber a quien pertenece el pintalabios

Uqbar said...
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