Wednesday, January 10, 2007

HERMANOS

Desde siempre, o vamos, desde pequeño (es que para cualquier memoria infantilizada eso parece siempre) se nos decía a mi hermano y a mí que nos teníamos que querer, argüyendo que éramos hermanos.
Creo que es al revés: los hermanos están condenados a odiarse. Y como en mi casa somos tres, voy a dar tres razones. La primera es que se los agrupa en contra de su voluntad y sin atender a un orden concreto, así como al género ni el número. La segunda: al cabo de toda una vida juntos es normal el desgaste y que al menos, se canse uno del otro, cuando no cosas peores. La tercera: durante todo el tiempo que compartan, los hermanos están obligados, en cierto modo, a ser competidores en diferentes facetas.

1 comment:

Uqbar said...

Vaya con el que tenía miedo a desnudarse...la cuarta es que el odio a menudo conduce a una estima extraña...